miércoles, 15 de octubre de 2008

PARA NO MORIRSE DE FRÍO
Acercamiento a la Poesía Chilena reciente.
Por Pablo Paredes Muñoz

¿Vos también sos reina? Me pregunta una poeta argentina con un ojo en mí y otro en el amigo más lindo del mundo que tengo y que se irá. La respuesta es simple y perturbadora. No se da cuenta esta chiquilla del daño que hace con la pregunta, no se da cuenta de la zona erógena devastada que toca. Estos años no han sido fáciles, simplemente han sido felices como cumpleaños rabiosos que celebran los niños pobres una vez que los padres se han emborrachado en las otras habitaciones. Escribir en el 2000 fue una provocación, en esa década sólo quedaba bailar cómo sujetos del mercado, pero Diego Ramírez decidió convertir a los adolescentes caídos en ángeles suficientemente voladores como para que le viéramos la magia subversiva de no estar tocando el suelo. Escribir en el 2000 fue una provocación, pues los territorios habían sido cancelados por la Democracia Obesa que nos dio comida creyendo que así de fácil olvidaríamos el hambre. En medio de eso Gran Avenida de Gladys González instalaba una voz inversa, cuya ternura ahora circulaba en los márgenes de la venganza. Escribir en el 2000 ha sido una provocación, en Héctor Hernández Montecinos el gesto no ha desperdiciado ningún músculo, él ha levantado el primer sindicato de huérfanos, antes estábamos solos como madres solteras, ahora la tragedia se administra y escribe y desconocer la presencia de HH es desconocer los ojitos graves y brillantes del precioso lobo que oculta el bosque de la noche. La escritura de Paula Ilabaca es una provocación, verla sacarse perlas de su caja toráxica y musical implica terminar con la negación del pecho, negación que la Democracia Chilena ha hecho con el vigor de una Dictadura. Cobijo de Felipe Ruiz gira hacia esa venganza, con Arquero gira en esa Venganza y ahí la voz del pandilla mayor, porque ya lo he dicho en otras instancias, se trata aquí de un pandilla mucho más que de un rut, por la tanto, imposible desconocer la magnitud y la ternura de la presencia de Raúl Zurita en la escritura Novíssima, imposible desconocer la voz de José Ángel Cuevas y Carmen Berenguer. Quien no vea a Soledad Fariña, a Malú Urriola, a Víctor Hugo Díaz, quien no vea ni lea a Bruno Vidal entre nuestra escritura, difícilmente ha entendido el terremoto del 2006 sobre la miserable ciudad de Santiago. No estamos solos, ni errados, el diario de hace unos días trae un artículo titulado así. Una periodista de Las Últimas Noticias me llama para saber si vamos a quemar el Cerro Santa Lucía y yo no entiendo cómo no ve las llamas de Brian, cómo no ve el Fuego Paralelo. La Poesía Chilena Actual ha sido incendiada. La poesía chilena actual se divide en bomberos y pirómanos.

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